En mi casa mando yo

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En esta entrada toca un juego de metáforas.

  1. Imaginaros la situación en la que cada persona hereda un piso o una casa, sin poder elegir el tipo de vivienda que le tocará.
  2. Imaginaros que si te toca un piso estás libre de tomar tus decisiones sobre qué hacer con él. Puedes reformarlo y arreglarlo como a ti te plazca. Puedes también darle el uso que tu quisieras.
  3. Ahora, si te toca una casa, el estado obligatoriamente eligirá cómo la has de decorar y las funciones que le tienes que dar. Nadie te preguntará cuánto te costarán las reformas, ni si tu casa está hecha una mierda. Esto al estado le da igual, tendrás que hacer con ella lo que el estado te diga y además con tu propio dinero.
  4. Puede que no quisieras que fuera un hogar durante un tiempo, sino una oficina. Pero no importa, porque tú no tienes derecho a elegir, tú tienes una casa y no un piso. Al estado le da igual que el tipo de vivienda no fuera elección tuya.
  5. Obviamente cualquier persona estaría disgustada por carecer de libertad de decisión en su propia casa. Tranquilos, el gobierno lo hace por tu bien, porque las reformas que te manda hacer en «tu» casa son tu derecho. No pasa nada si hubieras elegido vivir en un piso, no pasa nada si eres daltónico y te confunden los colores rojo y verde que el estado te ha obligado utilizar para pintar tu casa.
  6. Son reformas que el estado no te  pagará, pero te las mandará hacer y si no las haces eres un delincuente. Son reformas muy costosas y su duración mínima es de unos 20 años, aunque suele llegar a más. No importa si eres desempleado, menor o que cobres una mierda y que tu casa esté plagada de termitas, o tiene grietas en las paredes. El estado «te protegerá», te hará pintarla diciendo que la pintura mata a las termitas y tiene el poder mágico de llenar las grietas.
  7. ¿Y los otros propietarios de casas? Hay algunos que están de acuerdo con el estado pero no por mal gusto, sino porque prefieren dejar el propietario de un piso concreto tomar ésta decisión por ellas.
  8. Te ha tocado una casa y te jodes. Te ha tocado ser mujer y que un capullo te diga lo que tienes que hacer con tu útero. Te ha tocado tener ovarios y vivir en España, mientras el mismo capullo (siempre evito faltar el respeto, pero este personaje no se merece ninguno)  «vive en un piso» e intenta promover una ley para que el estado  «regule tu casa».

¿A qué vienen estas metáfora?, ¿esta entrada?…Hace unos días leí sobre un nuevo living de Yolanda Domínguez, el llamado «Registro». No pienso comentarlo, pero os recomiendo verlo.

Las mujeres de distintas ciudades de España acuden a los Registros Mercantiles para Registrar la «propiedad» de su cuerpo.

Más información disponible en  el sitio web de Yolanda Domínguez

Espero que no haya ofendidos por esta entrada, creo que la vida nueva es algo bonito y que ha de celebrarse. Sin embargo, la ley «Gallardon», o como yo le llamo, «la ley del tipo que no tiene ovarios, pero intenta regular los tuyos», no celebra la vida, sino la desigualdad, dando lugar a uno de los mayores retrocesos de derechos en la historia de la democracia moderna española.

Espero no haber sido demasiado machacona, pero  este anteproyecto de ley toca mi fibra sensible de mala manera. Estoy feliz de tener una casa y he de insistir en que la voy a reformar cómo y cuándo a mi me plazca. De momento es una oficina, cuando yo diga, y no cuando me impongan, la convertiré en un hogar, o puede quedar siendo oficina, no lo sé. Lo que sé es que ¡en mi casa mando yo!

Si habéis disfrutado leer esta entrada tanto, como yo escribirla, compartirla, por favor. Espero que sigamos mandando en nuestras viviendas, si no podemos elegirlas, nos merecemos, por lo menos, mandar en ellas.

Acerca de Anto

Licenciada en Comunicación audiovisual

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